viernes, 11 de febrero de 2011

Cuento: "EL PERIÓDICO CHARLATAN"

Esta es la historia de un periódico muy singular: Era un periódico normal y corriente, como los demás,  bueno, no exactamente como los demás, tenía algo especial. Era un periódico muy simpático, le gustaba mucho hablar con todo el mundo y quería divertir a los lectores.
Entre sus páginas, había muchos chistes e historias divertidas y tiernas. Además sus fotografías eran de lo más graciosas. No es que se inventase las historias, no lo que pasaba es que los reporteros que lo escribían, se habían especializado en buscar noticias buenas y simpáticas, que también suceden en el mundo, pero a las que poca gente presta atención. Eran noticias tan graciosas y ocurrentes, que las personas lo compraban para quitarse el mal humor y olvidarse de sus propios problemas.
Un día, el papá de Carlitos, (Un señor muy serio y formal, que no se reía nunca) pasó por casualidad por el Kiosco y vio al quiosquero, partiéndose de risa, leyendo el periódico. Sintió curiosidad y se acercó a preguntarle, por qué se reía de aquella forma leyendo un periódico. (Todos los periódicos que él conocía eran muy serios y traían noticias graves, sobre las desgracias que pasaban en el mundo).
El vendedor le contó, que aquel era diferente, que siempre le hacía reír, y así empezaba las mañanas de buen humor. A pesar de que no se lo creía, compró un periódico por curiosidad.¡¡Estaba cansado de leer malas noticias que le dejaban un humor de perros y se pasaba el resto del día riñendo con todo el mundo!!...
Ese día, cuando Carlitos llegó a su casa, después del colegio, le extrañó muchísimo ver a su papá contento y feliz. ¡Hasta se asustó un poquitín!…-¿Qué le habían hecho a su papá?- El siempre lo había visto ceñudo y enfadado.
Aquel día, le dio un abrazo, jugó con él, y durante la comida, estuvo contando chistes. Carlitos estaba maravillado. Le gustaba mucho aquel nuevo papá, pero estaba intrigadísimo. -¿Qué habría pasado para que cambiase tanto-? Estuvo mirándole todo el día, para ver si descubría el secreto, pero…nada. Todo parecía como siempre.
Al llegar la noche, Carlitos pidió a su papá que le contase un cuento para dormirse. Con gran sorpresa vio que, en vez de coger uno de sus cuentos, cogía el periódico y empezó a leerle una historia tan divertida que padre e hijo terminaron desternillándose de risa sobre la cama. ¡¡-Por fin había descubierto el secreto de su papa.¡-
A partir de aquel día, nunca más vio a su papá serio o enfadado, siempre estaba contento y alegre, y cada noche le leía una bonita historia antes de dormir y se dormía tan feliz, que sus sueños eran maravillosos.
Si, así era CHARLATAN, le encantaba ver feliz a la gente. Pero un día, el director del periódico, llegó muy pesaroso, quejándose de que no se vendían los suficientes ejemplares.
Reunió a todos los que hacían posible, que CHARLATAN fuera como era y les explicó la situación: parecía ser que a poca gente le interesaba pasarlo bien leyendo un periódico. La gente prefería oír noticias tristes que sucedían en el mundo, y tan solo, unos pocos compraban a nuestro amigo CHARLATAN. Había que tomar una decisión, si en unos días no lograban aumentar las ventas tendrían que cerrar. ¡¡Era la cruda realidad, no podían hacer otra cosa.!!
En estas estaban cuando Carlitos le pidió permiso a su papá para llevar a CHARLATAN a la escuela. Quería enseñárselo a sus compañeros y a la maestra. Su papá le dijo que sí y, aquella semana el periódico se convirtió en el centro de interés de la escuela de Carlitos. Fue tan bien aceptado por todos, que decidieron hacer una visita a la redacción para ver como se hacía CHARLATAN y conocer a las personas que lo creaban..
Cuando se enteraron de lo que sucedía pensaron que no podían permitirlo y quisieron hacer algo para salvarlo. En la redacción estaban encantados aunque no tenían ni idea de qué podrían hacer unos pocos niños para sacarlos de aquella situación.
A los maestros se les ocurrió hacer un concurso de eslóganes entre toda la escuela para dar a conocer a CHARLATAN y que todo el mundo quisiera leerlo. Los niños se pusieron manos a la obra muy entusiasmados.
Salieron eslóganes de todo tipo. Cada niño, intentó decir lo que más le gustaba del periódico, de una forma breve que llamase la atención:
-¡Si compra  CHARLATAN, nunca más llorará!- Escribió María.
-¡No esté triste, lea un chiste!- Puso Juanito.
-¡Compre CHARLATAN, el periódico ideal!- dijo Raquel.
-¡Si quieres ser feliz cómprame a mi!- Había escrito Carlitos. Y así todos los niños de la escuela.
Entre todas las frases, se eligieron las más atractivas y las escribieron en grandes cartelones que ellos mismos pegaron por toda la ciudad. También colaboraron los papás de todos los niños, que ya conocía  a CHARLATAN  y les encantaba. Lo  llevaban a sus puestos de trabajo y lo compartían con sus compañeros.
En fin, en muy poco tiempo, toda la ciudad se enteró de que en sus kioscos había un periódico muy especial. Las ventas empezaron a subir como la espuma, y poco a poco la noticia se extendió por todo el país.
En la redacción, no daban abasto, cada día les pedían más y más ejemplares. Todos estaban maravillados de la gran idea que habían tenido los niños y, el director les nombró  SOCIOS DE HONOR y todos los días, les mandaban ejemplares gratuitos para toda la escuela.
Así fue como nuestro amigo CHARLATAN pudo seguir haciendo feliz a  mucha gente, gracias a la colaboración desinteresada de Carlitos y sus amigos.

                              F      I      N

Pequeños poemas sobre árboles.

Otoño
El árbol perdió sus hojas
el viento las fué llevando.
En cada hoja amarilla
escribí besos muy largos.
Escribí el nombre tuyo
con la sonrisa en mi mano.
Cuando te lleguen las hojas
piensa que estoy a tu lado.

¿Qué será?
Un lunes de tiempo atrás
mi arbolito floreció
yo no sabía qué era
hasta que el fruto salió.

La ardilla

En lo alto del árbol
vive una ardilla
que sube y que baja
todos los días.
Sube despacio,
baja deprisa
si quieres verla,
mira hacia arriba.
Corre que corre
corre la ardilla.


Vendo

Vendo ramas de romero
vendo flores de lavanda
vendo rosas amarillas
vendo campanillas blancas.
Vendo pampanitas verdes
vendo el olor de una flor
Vendo amapolas del campo
vendo rosas, vendo amor.

lunes, 31 de enero de 2011

El árbol triste.

                                 EL ARBOL TRISTE
La historia que voy a contaros sucedió una vez en un bosquecillo que yo conocía muy bien, porque cuando era pequeña, como vosotros iba a jugar con mis amigos y lo pasábamos estupendamente.
         En aquel bosque había árboles de muchos tipos: Había nogales, castaños, pinos, moreras, robles y muchos otros más.
         Era muy divertido porque, además de jugar, cuando teníamos  hambre, comíamos los frutos que maduraban en cada temporada. También solíamos buscar espárragos, setas, moras silvestres y otras plantas riquísimas.
         El bosquecillo era nuestro lugar preferido. En él, pasábamos horas y horas, cuando no teníamos que ir a la escuela. Por esa razón, recuerdo muy bien la historia del árbol triste:
         Era un árbol raro. En todo el bosque, sólo había uno, y nadie sabía como se llamaba, ni de qué especie era. Nadie entendía como había ido a parar allí. Nunca habíamos visto que tuviera ningún fruto, ni tampoco ninguna flor. Sus hojas eran pequeñas, puntiagudas, y de un feo color verdusco.
         A los niños no nos gustaba jugar cerca de aquel árbol, porque desprendía un olor desagradable. Ni siquiera los pájaros hacían sus nidos en él, ni las hormigas o las ardillas trepaban por sus ramas escurridizas y repelentes. Hasta las chicharras, que en los ardientes días de verano llenaban el bosquecillo con sus cris cris cris, preferían alejarse de aquel árbol tan extraño.
         Seguro que era por eso, por lo que al pobre árbol, siempre se le veía triste y cabizbajo. El pensaba que no servía para nada y siempre estaba melancólico y alicaído. Todo el bosque se daba cuenta de su tristeza y querían ayudarle, pero a nadie se le ocurría como…
Los demás árboles intentaban animarle, contándole cosas divertidas que les sucedían a ellos pero,  solo conseguían que se sintiese peor. ¡A  él nunca le pasaba nada!
         Pensaba que los demás, tenían algo que dar: castañas, nueces, bellotas, piñas y moras, eran frutos riquísimos que gustaban mucho a los niños y a los animalitos del bosque, pero y él ¿Qué podía ofrecer? ¡Ni siquiera hacía buena sombra!. ¡Y encima, desprendía aquel olor tan desagradable!. No le gustaba ni a las chicharras, que tenían fama de posarse en todas partes. La verdad es que no entendía por qué había nacido. ¡¡¡Solo sentía ganas de morirse!!!
         Los demás se enfadaban con él cuando decía esas cosas. Le comentaban que si había nacido sería por algo. Todos servimos para alguna cosa, solo había que saber para qué.
         ¡-Claro, eso era fácil de decir! ¡Como ellos no estaban en su lugar!...
         El, tenía mucha envidia de sus compañeros, y soñaba…que de sus hojas salían frutos exóticos y buenísimos, y que los niños y todos los animalitos del bosque, jugaban a su alrededor y comían de sus exquisitos frutos con sabores dulces y deliciosos. Lo peor era que cuando se despertaba, se daba cuenta de la cruda realidad y se ponía aún más triste.
         Un día, estando así las cosas, sucedió algo extraordinario: Vinieron al pueblo  unos hombres muy sabios, llamados científicos que, según dijeron, se dedicaban a estudiar las plantas para hacer medicinas que curaban a la gente enferma.
         Cuando vieron al árbol triste, se quedaron de una pieza: ¿-Cómo era posible-?
Aquella especie, sólo nacía en lugares lejanos e inaccesibles. ¡Pero qué suerte que estuviera allí. ¡Era fantástico! ¡Maravilloso! ¡Fabuloso!…Se quedaron sin palabras, boquiabiertos.
Por los visto llevaban muchísimo tiempo buscando un árbol como aquel. Parecía ser que aquel olor tan repugnante que desprendía, era debido a un aceite especial que el árbol fabricaba, y tenía unas propiedades milagrosas para curar muchas enfermedades.
         ¡A partir de aquel día, el árbol fue cuidado y mimado, como algo muy especial en el bosque!  ¿Quien lo hubiese imaginado?
         A los niños, nos encantaba ver a los científicos como extraían el preciado líquido con sus instrumentos, (con mucho cuidado para no hacer daño al árbol) y estábamos orgullosos de tener en nuestro bosque un árbol tan importante.
         Los demás árboles le miraban con respeto y admiración. ¡Era estupendo tener un compañero capaz de curar a las personas!
          Nuestro árbol se convirtió en la estrella del bosque, y muchas personas venían al pueblo, solamente para conocer esa maravilla de la naturaleza.
         Ni que decir tiene, que nuestro querido árbol, dejó de estar triste, ahora se sentía muy orgulloso de ser como era. -¡Era cierto lo que le decían siempre sus compañeros!-. ¡¡¡Servía para algo!!! Ahora sabía que su vida no era inútil, y que todos tenemos algo importante que nos hace maravillosos y únicos.
                          *                                              *                                      *
         Recordad siempre esta historia y no olvidéis nunca  que todos somos igualmente importantes.


                                               F           I          N                      



                                                                                Autora: Carmen Muñoz


                

Trabalenguas

Tres tristes tigres
trigaban trigo en un trigal,
tres tigres trigaban trigo,
quién triga más, los tres igual.

En una zarzamorera
Estaba una mariposa
Zarzamorosa y cariñosa.
Cuando la zarzamorera, cariñoseaba,
La mariposa zarzamoreaba.

Cerezas comí, cerezas cené
De tanto comer cerezas
Me encerecé

Es primavera y las primeras flores
Florecen en mi jardín
Corto una flor, corto un montón,
La primavera florece en mi jarrón.


Flores para colorear









domingo, 30 de enero de 2011

Herramientas para trabajar el cuento "El país de las flores amarillas"

Poemillas sobre flores
     Qué clavel                       
Que el clavel y la rosa,
Cual era mas hermosa?

El clavel, lindo en color
y la rosa todo amor
el jazmín de honesto olor
la azucena religiosa
Cual es la mas hermosa?

La violeta enamorada
la retama encaramada
la madreselva mezclada
la flor de lino celosa
Cual es la mas hermosa?

Que el clavel y la rosa
Cual era mas hermosa?
                                  (Tirso de Molina)

En los geranios rosas
¡Entre los geranios rosas,
una mariposa blanca!
Así me gritó la niña,
la de las trenzas doradas.
-Corre a verla, corre a verla,
que se te escapa.
Por los caminos regados
del oro nuevo del alba,
corrí a los geranios y rosas,
¡y ya no estaba!
Volví entonces a la niña,
la de las trenzas doradas.
No estaba ya,iba a decirle.
Pero ella tampoco estaba.
José María Pemán


Actividades a partir del cuento, "El país de las flores amarillas"

Este cuento va dirigido niños niñas en edades comprendidas entre cuatro y diez años, así como para padres y educadores en general. Su función principal es la que pretendo en general con este Blog .Sobre todo y ante todo despertar y potenciar valores como la igualdad, la no discriminación, la aceptación de las diferencias, así como la comprensíón de que todos somos igualmente necesarios y valiosos, seamos como seamos.

A partir del cuento se pueden realizar múltiples actividades que estarán en función de la edad de los niños, de sus intereses y el objetivo que pretendamos conseguir.

ACTIVIDADES SUGERIDAS PARA ESTE CUENTO
Ejemplos para alumnos entre 8 y 10 años (Segundo Ciclo de Primaria)
Si estamos trabajando las plantas, podemos sugerirles que hagan una lista de las que más les gusten y busquen información de las mismas en Internet o en libros o enciclopedias, saquen las ideas principales y lo expongan en clase.
También pueden buscar pequeñas poesías, trabalenguas, adivinanzas etc.
Por supuesto puede servir como simple lectura de entretenimiento. Con los más pequeños, es una buena forma de trabajar los colores, hacer manualidades con papel, e incluso improvisar algún disfraz.

sábado, 29 de enero de 2011

EL PAÍS DE LAS FLORES AMARILLAS

         Esta historia que voy a contaros sucedió una vez hace mucho tiempo en un país muy lejano. Aunque parezca extraño, el país todo, era de color amarillo… y, además estaba terminantemente prohibido cualquier otro color, por decreto ley.
         Parece ser, según cuentan los más ancianos del lugar, que un buen día, los reyes de aquel país tuvieron un hijo,(después de mucho, mucho tiempo de desearlo inútilmente). Su radiante felicidad se truncó de repente cuando vieron al recién nacido. Al principio creyeron que no sería nada, que se pasaría a los pocos días, que era debido al trauma del nacimiento…pero, a medida que pasaban los días, sus esperanzas se iban alejando cada vez más.
         Por fin, después de estudiar el caso concienzudamente, todos los médicos del reino estuvieron de acuerdo en una cosa, aquello era una enfermedad de lo mas extraño que habían visto nunca, y seguramente el niño no viviría demasiado. No podían hacer nada, la enfermedad no respondía a ningún medicamento conocido y, por otro lado, el único síntoma visible de la terrible enfermedad era su piel, incomprensiblemente era toda de color amarillo intenso. Si, si, como lo oís. Pero no amarillo como los chinitos, no que va, ni mucho menos, era del color del sol cuando está en lo alto del cielo, dolían los ojos solo de mirarlo!
         Los pobres reyes, estaban muertos de preocupación y de tristeza y no dejaban de llorar y de romperse la cabeza pensando en qué deberían hacer. Lo único que se les ocurrió era esconderlo de la vista de todos, para que nadie pudiese decir nada del niño que hiriese sus sentimientos.
         Poco a poco, el tiempo fue pasando, y en contra de todos los pronósticos, el niño crecía con normalidad, si exceptuamos el color de su piel que seguía siendo amarillísimo.
         Los reyes cada vez más preocupados, se preguntaban qué sería del pobre príncipe cuando descubriese que era distinto a todo el mundo. Y los demás…¿Dirían que era un monstruo?
         Por fin se les ocurrió una gran idea: “si conseguían que todo a su alrededor fuese del mismo color que el pequeño príncipe, él niño no notaría nada extraño y creería que era normal y…siempre habría tiempo de explicaciones cuando fuese mayor y pudiese entenderlo.
         Dicho y hecho. El rey se puso manos a la obra y mandó pintar la habitación del principito de color amarillo, amarilla pintaron la cuna, amarillas las cortinas, amarillas las alfombras y hasta las flores que decoraban la estancia eran de color amarillo.
         A medida que el príncipe iba creciendo, también iba extendiéndose el color amarillo, por todas partes por donde él pasaba. Total que para que el príncipe no sospechase nunca que era diferente, hasta los sirvientes de palacio y los mismos reyes se  pintaron la piel del mismo color.
         La obsesión del monarca llegó hasta tal límite, que prohibió, en todo el reino, cualquier color que no fuese el amarillo y, hasta las flores del campo, que no eran amarillas, fueron desterradas para siempre.
         Así estaban las cosas en aquel país, cuando a nuestra protagonista se le ocurrió nacer en un bosquecillo cercano a palacio. Se llamaba Violeta y era de un hermoso color lila clarito.
         Su llegada armó un gran revuelo entre las flores de los alrededores: “¡¡¡-Como se atrevía aquella desvergonzada-”!!! ¿-Es que no había visto el cartel-?- Seguro que el rey les echaría la culpa a ellas y las mandaría arrancar a todas por desobedientes-  (pensaron asustadas) “¡-Había que conseguir echarla como fuese-”!
         Ajena a lo que sucedía a su alrededor, Violeta crecía feliz, sin imaginarse la que se le venía encima. Estaba algo extrañada de que en aquel lugar sólo creciesen flores amarillas, pero no le dio demasiada importancia hasta el día en que una descarada Rosa, se acercó para pedirle, de muy malos modos, que se marchase de allí. ¡-No era bien recibida en aquel lugar-!... y hasta le pinchó con sus espinas.
         La pobre Violeta se quedó de una pieza, no entendía ni torta…pero…pero…            ¿Qué le había hecho ella-?
         A pesar de que Violeta era una florecilla encantadora y divertida, que siempre estaba cantando y dispuesta a alegrar la vida a todos los que conocía, se sintió tan mal que estuvo varios días triste, cabizbaja y pensativa. No podía esbozar ni una pequeña sonrisita. Sentía que allí nadie la quería. Nadie la saludaba nunca, ni la miraban siquiera.
         A pesar de todo, cuando lo pensó mejor, decidió que lo mejor era preguntar y saber en qué les había ofendido tan gravemente como para que quisieren echarla. No creáis que le fue fácil, no, nadie quería hablar con ella. Todas le daban la espalda por miedo a las represalias.
         Solo una humilde margarita, aunque con miedo, se atrevió a mirarla y a contarle lo que sucedía.
 Violeta pensó que aquello era increíble, nunca en su vida había oído historia tan disparatada. Pasó del asombro a la indignación -¡Había que hacer algo, era ridículo!- A ella no le importaba ser diferente a los demás, es mas, le encantaba ser como era. ¿Como podía haber alguien que pensase de esa forma-?
         Ella sabía y creía que cada ser vivo era único y diferente y así tenía que ser, porque la vida sería muy aburrida si todos fuésemos iguales…
Después de darle muchas vueltas al asunto, llegó a una conclusión, no sabía como, pero debía hablar con el príncipe. ¡-A lo mejor no estaba todo perdido-…!
         Las demás, dijeron que estaba loca y que sólo conseguiría que la desterraran, pero ella no cejó en su empeño, y empezó a pensar en la manera de arreglar aquel disparate. Era consciente de que tan solo era una humilde flor, sin ningún poder, pero no soportaba las injusticias y le parecía muy injusto que cualquier ser fuese juzgado y eliminado, solamente por su color.
         Pidió a su amigo viento que le ayudase y trasportara una de sus semillas hasta el jardín de palacio, una vez allí, el sol y la lluvia hicieron el milagro y una pequeña Violeta brotó justo al lado del camino por donde todos los días paseaba el pequeño príncipe amarillo.
         Cuando lo vio le dio mucha pena. Iba con la mirada perdida, sin prestar atención a nada de lo que le rodeaba. Parecía profundamente aburrido y cansado. ¡-Pobre príncipe-! Violeta sintió una gran ternura por ese pobre niño, que lo tenía todo, menos la verdad. Tenia que decírsela aunque la rompiese y pisotease. No podía soportar aquello.
         Cuando pasó por su lado, Violeta lo llamó en voz bajita para no asustarlo.-¡Príncipe, Príncipe, ven por favor!- El principito, sorprendido, creyó que estaba soñando, -allí no había nadie,- ¿-Quién podría llamarlo-…? Buscó con la mirada hacía donde procedía aquella vocecilla. Su cara se iluminó al ver a aquella rara florecilla que jamás había visto. –¿Quien eres tu?- Le preguntó extrañado. -Nunca te había visto por aquí. -¿-De donde eres? – ¿Como te llamas?...
         Ella, en seguida se dio cuenta de que no tenía nada que temer de aquel niño y le contó todo lo que ella sabía y lo que las demás le habían contado. También le contó el miedo que todos tenían a desobedecer el mandato del rey. El le prometió que la protegería y no permitiría que nadie le hiciese daño alguno. Tenía mucha curiosidad por saber cosas de esos seres de colores diferentes, que ella decía conocer.
         A partir de entonces, se hicieron grandes amigos y todos los días hablaban y hablaban intentando encontrar una solución al problema.
 Al príncipe se le ocurrió hablar con su padre el rey. Sabía perfectamente que su padre le quería mucho, aunque no entendía nada del por qué de todo aquello. ¡Seguro que él tenía una buena razón para haberle ocultado todas aquellas maravillas que Violeta le contaba!. ¡Aunque, la verdad no sabía que poderosa razón podría ser esa.!
         El rey, le explicó sus motivos, afligido al darse cuenta de su equivocación. Su intención había sido evitarle sufrimientos. No quería que se sintiese diferente de los demás.
         El príncipe comprendió a su padre y lo perdonó por haberlo engañado durante tanto tiempo. Todo se aclaró y, a partir de aquel día, miles de flores de todos los colores del mundo poblaron aquel pequeño país.
         El amarillo país, se convirtió en un lugar multicolor y alegre, donde todo el mundo quería y admiraba a su príncipe aunque fuese amarillo, y nunca más nadie tuvo que esconderse por ser diferente.

                                         F     I    N